Sobre el Sacramento de la Reconciliación
No sólo nos libera [el sacramento de la Penitencia] de nuestros pecados, sino que también nos desafía a tener el mismo tipo de compasión y perdón para los que pecan contra nosotros. Nos libera para ser perdonadores. Obtenemos una nueva visión de las palabras de la Oración de San Francisco: “Es perdonando como somos perdonados.”
Jesús confió a la Iglesia el ministerio de la reconciliación. El Sacramento de la Penitencia es un regalo de Dios para que cualquier pecado cometido después del Bautismo pueda ser perdonado. En la confesión tenemos la oportunidad de arrepentirnos y recuperar la gracia de la amistad con Dios. Es un momento santo en el que nos ponemos en su presencia y reconocemos honestamente nuestros pecados, especialmente los mortales. Con la absolución, nos reconciliamos con Dios y con la Iglesia. El Sacramento nos ayuda a permanecer cerca de la verdad de que no podemos vivir sin Dios. “En él vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17:28).
¿Cómo me preparo para la confesión?
Jesús desea profundamente tener una relación personal y diaria con cada uno de nosotros, para transmitirnos el amor del Padre, para que podamos vivir en su paz y gracia para siempre. Pero todos los pequeños, y no tan pequeños actos que cometemos en su contra nos alejan de él y socavan la relación que tenemos con el Señor. Jesús desea reparar nuestra relación con él, pero necesita que nosotros lo “aceptemos”.
Horario de Confesión
Las confesiones se celebran cada semana en la Iglesia. Para obtener la información más actualizada, visite nuestra página de Horarios y Direcciones.