El año de 1870 -que marcó el inicio oficial de Nuestra Señora de Loreto como parroquia- fue históricamente importante por ser el año en que el Papa Pío IX reunió a sus obispos del mundo en Roma para el Concilio Vaticano I. Ya que a mediados de siglo, el hombre se autodenominaba Iluminado, pero junto con la válida excitación de su búsqueda de crecimiento humano estaba la amenaza de que pusiera la supremacía en la razón y la tecnología como su apoyo, llamando obsoleta a la Verdad Divina y a la revelación.

Para reafirmar el credo de la Iglesia, el Papa Pío IX abrió el Concilio Vaticano I a sesiones públicas dos veces durante el año 1870, una en abril y otra en julio, para dar a los cristianos la oportunidad de expresar su solidaridad en una Profesión de Fe.

En esta misma época, accediendo al océano en Hempstead, los católicos de aquí profesaban su Fe en acción. El obispo John Loughlin les envió a un sacerdote de cuarenta años, de origen irlandés, el reverendo Eugene McSherry, para que fuera su primer párroco. Compró una propiedad en la calle Greenwich, que se convertiría en el punto central de la demostración de la fe de los católicos de esta zona, que aún continúa.